Tomar decisiones y el miedo del “y si…”

Constantemente estamos tomando decisiones, diariamente elegimos entre multitud de estímulos y situaciones diversas, a veces de forma consciente y otras no. Hay elecciones que no conllevan mayor trascendencia y forman parte de la rutina, como decidir lo que comemos, vestimos, lo que vemos en la TV, qué hacer el fin de semana y hay otras decisiones que pueden implicar un cambio en nuestra forma de vida. Para algunas personas el decidir no parece una tarea complicada y para otras es muy difícil. Esta diferencia puede estar relacionada con características personales, la confianza, la autoestima, el estilo de pensamiento y afrontamiento, las experiencias previas, los modelos recibidos en la familia o de personas significativas y los mensajes interiorizados fruto de los resultados de nuestras experiencias.   

Podemos identificar tres estilos personales a la hora de tomar decisiones. El estilo impulsivo que se caracteriza por la toma de decisiones de una manera rápida y poco reflexiva, el estilo dependiente que se caracteriza por dar preferencia a la opinión de los demás frente a los deseos y necesidades propias y el estilo racional caracterizado por la excesiva búsqueda, análisis y valoración de la información antes de tomar una decisión.

También existen diferentes factores que influyen a la hora de tomar decisiones, entre ellos podemos señalar:

- El factor emocional: si estoy alegre puedo ver la situación con más optimismo, si siento miedo puedo bloquearme y postergar la decisión, si estoy enfadada puedo tomar una decisión de forma impulsiva sin valorar con objetividad las consecuencias. Cuando la persona está ansiosa, estresada o enfadada es más propensa a tomar decisiones incorrectas.

- La personalidad: Tengo en cuenta mis preferencias, gustos o habilidades a la hora de decidir. Hay personas que pueden elegir la opción que más se adecua a sus características haciendo su trabajo más fácil y otras personas pueden elegir la opción opuesta para desafiarse a sí mismos. Cuando la persona tiene una baja autoconfianza es frecuente que aparezcan dudas respecto a la decisión a tomar debido a la inseguridad acerca de su capacidad para elegir una solución eficaz o adecuada. Sin embargo, cuando la persona tiene una alta autoconfianza existe un sentimiento de optimismo en relación a encontrar soluciones adecuadas y la percepción de tener los recursos suficientes para enfrentar la situación elegida.

- La naturaleza de la situación: Hay situaciones en la vida que por sus implicaciones llevan más tiempo para tomar la decisión como mudarse o comprar una casa, cambiar de trabajo, iniciar o finalizar una relación sentimental, formar una familia...

- El tiempo: Es un factor importante ya que en una situación de peligro o estresante las decisiones deben tomarse rápido mientras que en otras situaciones podemos tomarnos más tiempo para considerar las consecuencias posibles con cada opción.

Existe consenso en los pasos a seguir en el proceso de toma de decisiones.

  1. Identificar el problema, oportunidad u objetivo.
  2. Recopilar información relevante sobre el mismo.
  3. Identificar soluciones alternativas
  4. Sopesar las soluciones: ventajas y desventajas, riesgos involucrados
  5. Elegir una de las alternativas
  6. Ponerla en práctica, actuar
  7. Revisar la decisión tomada y su impacto de cara a futuras tomas de decisió

Cuando nos bloqueamos al tener que tomar una decisión y no somos capaces de decantarnos por ninguna alternativa, normalmente es debido a diversos miedos: miedo a equivocarnos, a lo desconocido , el no querer renunciar a ninguna opción... Esto se suele traducir en varios “Y SI...”, “Y si me arrepiento”, “Y si la otra opción es mejor”, “Y si no he tenido en cuenta  todas las posibilidades”, “ Y si no soy capaz de hacer frente a la nueva situación”,.... La cantidad de Y si...” que podemos plantearnos es amplia. Elegir siempre implica renunciar a algo. Sólo a través de la experiencia que nos proporciona la decisión podemos valorar si ha sido acertada o no, si no lo intentamos no lo sabremos. La decisión que tomemos puede ser acertada o errónea y en cualquiera de los dos casos nos proporciona un aprendizaje. Hacernos responsables de lo que elegimos y de sus consecuencias es una señal de madurez.

Desde mi experiencia personal considero que es importante buscar un equilibrio entre la razón y la emoción. Poder analizar la situación objetivamente, a veces apoyándonos en otras personas que nos ayuden a ampliar la mirada, valorar las alternativas posibles con sus ventajas y desventajas. Teniendo esta información poder visualizarnos en los escenarios posibles y conectarnos con nuestras sensaciones, con las señales que nos brinda nuestro cuerpo para inclinarnos por una opción u otra. ¿Me puedo hacer cargo, me puedo y quiero responsabilizar de las consecuencias que esta decisión conlleva para mi, para mi vida? Si consigo responder que sí, entonces es el momento de pasar a la acción y poner el foco en lo que he elegido.

A veces el miedo nos puede frenar para elegir una opción que en realidad nos apetece. “Si no tuviese miedo lo haría porque me gustaría tener esa experiencia” , al darme cuenta de esto puedo elegir si quiero hacerlo con miedo y darme esa oportunidad o no. Se trata de ser honestas, escucharnos, respetar nuestro ritmo, ya que hay decisiones que requieren un período de tiempo mayor para ser elaboradas. Tomar conciencia de las sensaciones que nos brinda nuestro cuerpo nos puede servir de guía a la hora de elegir.

Decidir es hacer un ejercicio de libertad y responsabilidad.

Image
Registro Sanitario nº4623
Enlaces de interés
Teléfonos
928 253 614
616 982 865
Horario de atención

Lunes y Miércoles:
de 8:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00
Martes y Jueves:
de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00
Viernes:
de 8:00 a 16:00
Email de contacto
info@institutocanariodepsicoterapia.com
Ubicación
Calle Mesa de León, 4
35001 Las Palmas de Gran Canaria

© 2022, Instituto Canario de Psicoterapia, por Veracis Sistemas