El concepto de responsabilidad afectiva se centra la capacidad de ser consciente de la importancia de hacernos cargo de nuestros propios sentimientos, emociones y actos, viendo a su vez que estos tienen una repercusión en nuestras relaciones.
Esta responsabilidad consiste en poder expresar como nos sentimos, comunicar nuestras propias necesidades, establecer límites, expresar deseos y/o expectativas o realizar actos desde la honestidad para contigo mismo, teniendo en cuenta que existe un otro que recibe la información, que tiene también sus propios sentimientos, emociones, necesidades y límites. Esto también tiene un efecto, que la otra persona tiene derecho a poder expresar de la misma manera. Desde el respeto y la honestidad, como una manera de cuidarse mutuamente, observando y siendo consciente que nuestras acciones tiene repercusiones sobre la vida del otro.
El primer paso de la responsabilidad afectiva es ser consciente de mis emociones y sentimientos, antes de “culpabilizar al otro”. Preguntarnos ¿Qué necesito?, ¿Qué siento?, ¿Cuáles son mis límites?.El principal movimiento se centra en un trabajo personal de conectar con nuestro mundo interior para más tarde comunicarlo a nuestro entorno. Parar, sentir, reflexionar, observarme, elaborar lo que me ocurre y poder transmitirlo al otro desde el respeto, la responsabilidad y la honestidad.
El objetivo principal es poder sintonizar entre nuestras necesidades y el cuidado del otro, pudiendo expresar mi mundo interno para compartir con el otro. Si la otra persona desconoce lo que necesitas, lo que sientes y lo que te ocurre, difícilmente podrá establecerse una relacional honesta. Estas acciones no solo se centran en expresar y comunicar necesidades sino también en importancia de poner límites para cuando sintamos que no nos estamos atendiendo.
El uso de la responsabilidad afectiva es una buena base para estableciendo de relaciones sanas, determinando la creación de dinámicas positivas tanto en relaciones de pareja, como en dinámicas familias y otras muchas relaciones con el entorno.
A menudo se confunde con lo que denominamos “el sincericidio”. Comunicar sin filtro, responsabilizando exclusivamente al otro de tu malestar, sin respeto y desde una emoción desbordante. Este aspecto no es sinónimo de ser honesto o responsable afectivamente. Es importante parar, pensar y ver, ¿Cual es mi objetivo de esta comunicación?, ¿De qué manera puedo comunicar esto que siento atendiendo a mi responsabilidad y respetando al otro?, ¿Me estoy respetando exclusivamente a mi?.
Si:
- Comunicar lo que siento y necesito.
- Cuidar la manera en la que comunico.
- Comunicar desde el respeto.
- Comprender que nuestros actos tienen repercusiones para con el otro, ya que hay otro que recibe el mensaje.
- Ser honestos con nosotros mismos para ser honestos con los demás.
No:
- Invalidar las emociones del otro.
- Comunicación unidireccional. Solo expreso yo.
- Dejar que el otro adivine lo que sentimos y nuestras necesidades.