Marta Fernández-Salineros Pérez
Psicóloga y Psicoterapeuta
Psicóloga y Psicoterapeuta
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Encontré mi vocación y mi gran pasión a los 14 años, cuando viví en mi propia piel lo que fue el necesitar un acompañamiento psicológico. Experimenté lo que era sufrir una fuerte ansiedad ante los exámenes que afectaban a mi rendimiento escolar. Recuerdo como ese proceso, cambio mi vida, cambió mi futuro, pude acabar mis estudios y puede elegir mi vocación, estudiar Psicología. Este aspecto es realmente importante determinar mi papel como psicóloga, ya que he sentido como un buen y adecuado acompañamiento en niños y jóvenes puede determinar su futuro y el de su familia. Estoy segura que sin ese apoyo, no hubiera conseguido todo lo que he logrado hasta el día de hoy.
Al terminar la carrera de Psicología, sentí la necesidad de seguir formándome para acompañar al otro desde una perspectiva mucho más profesional. Por eso, estudié el Máster de Psicología Clínica y Salud en Madrid. Durante dos años, pude adquirir conocimientos, aprendizajes y herramientas muy valiosas en el acompañamiento de procesos psicológicos y poder transmitirlos a la población que atendía. Al acabar esa formación decidí realizar una cooperación internacional en Guatemala con el objetivo de recuperar esa mirada más humana, cercana y amorosa.
Comencé mi andadura profesional como psicóloga de un hogar de protección, interviniendo con niñ@s, jóvenes, adultos y familias heridas, acompañándolos en procesos emocionales complejos. Durante estos años, puede intervenir con ellos como personas únicas, evitando etiquetas viendo más allá de su comportamiento, observando que existe un grandioso mundo emocional al que es necesario escuchar.
Gracias a mi formación como psicoterapeuta, encontré mi manera de acompañar al otro, conectada con mi esencia y como pilares de la relación terapéutica, el respeto, la responsabilidad, la honestidad y la estima. Pude encontrar la forma de acompañar en procesos de vida desde una mirada holística e integradora permaneciendo con el otro de una manera auténtica y genuina. Posiblemente sea mi parte sensible la que conecta con el dolor de las personas que han vivido situaciones traumáticas, necesitaba que se sintieran acompañados y atendidos de la manera que se merecen y necesitan, por eso decidí formarme como traumaterapeuta. Yo sentí en la piel, como una relación terapéutica de calidad puede cambiar tu futuro.
Un día, me encontraba junto a mi madre preparando unos “bocadillos de chocolate” para irme con mis amigos. Mi madre me pregunto, ¿cómo te gustan a ti los bocadillos de chocolate?, y yo le respondí: “Con muuuucho chocolate”. Ella me comentó: “Los bocadillos son como las relaciones. Trata a los demás, como te gustaría que te trataran a ti”. Cuando iniciamos un proceso de terapia, siento que las personas necesitan una psicóloga y psicoterapeuta en la que poder confiar, que respete el tiempo y las diferentes formas de llevar el proceso personal, estando libre de juicios. Me identifico como una persona honesta, responsable y cuidadosa con el sufrimiento y el dolor que las personas traen a terapia. Siento que me encuentro preparada profesionalmente sin perder mi mirada más humana, conectada con la esencia y la autenticidad de cada individuo. Me siento afortunada de poder acompañar a las personas en sus procesos de vida, orgullosa de saber que cada día, estoy conectada con mi vocación y mi gran pasión.
Sería un placer acompañarte en esta experiencia y en este viaje hacia el interior.
Al terminar la carrera de Psicología, sentí la necesidad de seguir formándome para acompañar al otro desde una perspectiva mucho más profesional. Por eso, estudié el Máster de Psicología Clínica y Salud en Madrid. Durante dos años, pude adquirir conocimientos, aprendizajes y herramientas muy valiosas en el acompañamiento de procesos psicológicos y poder transmitirlos a la población que atendía. Al acabar esa formación decidí realizar una cooperación internacional en Guatemala con el objetivo de recuperar esa mirada más humana, cercana y amorosa.
Comencé mi andadura profesional como psicóloga de un hogar de protección, interviniendo con niñ@s, jóvenes, adultos y familias heridas, acompañándolos en procesos emocionales complejos. Durante estos años, puede intervenir con ellos como personas únicas, evitando etiquetas viendo más allá de su comportamiento, observando que existe un grandioso mundo emocional al que es necesario escuchar.
Gracias a mi formación como psicoterapeuta, encontré mi manera de acompañar al otro, conectada con mi esencia y como pilares de la relación terapéutica, el respeto, la responsabilidad, la honestidad y la estima. Pude encontrar la forma de acompañar en procesos de vida desde una mirada holística e integradora permaneciendo con el otro de una manera auténtica y genuina. Posiblemente sea mi parte sensible la que conecta con el dolor de las personas que han vivido situaciones traumáticas, necesitaba que se sintieran acompañados y atendidos de la manera que se merecen y necesitan, por eso decidí formarme como traumaterapeuta. Yo sentí en la piel, como una relación terapéutica de calidad puede cambiar tu futuro.
Un día, me encontraba junto a mi madre preparando unos “bocadillos de chocolate” para irme con mis amigos. Mi madre me pregunto, ¿cómo te gustan a ti los bocadillos de chocolate?, y yo le respondí: “Con muuuucho chocolate”. Ella me comentó: “Los bocadillos son como las relaciones. Trata a los demás, como te gustaría que te trataran a ti”. Cuando iniciamos un proceso de terapia, siento que las personas necesitan una psicóloga y psicoterapeuta en la que poder confiar, que respete el tiempo y las diferentes formas de llevar el proceso personal, estando libre de juicios. Me identifico como una persona honesta, responsable y cuidadosa con el sufrimiento y el dolor que las personas traen a terapia. Siento que me encuentro preparada profesionalmente sin perder mi mirada más humana, conectada con la esencia y la autenticidad de cada individuo. Me siento afortunada de poder acompañar a las personas en sus procesos de vida, orgullosa de saber que cada día, estoy conectada con mi vocación y mi gran pasión.
Sería un placer acompañarte en esta experiencia y en este viaje hacia el interior.
Marta Fernández-Salineros Pérez