Las consecuencias emocionales y sociales que encontramos en niños y adolescentes que han sufrido acoso escolar en alguna etapa de su vida, se centra en un daño que necesita ser reparado. Si no existe esta mirada al daño ocasionado y su reparación de la herida, podemos encontrar personas que se encuentran secuestrados emocionalmente y con dificultades en la adaptación.
Recordemos que el Acoso escolar es la intimidación y el maltrato entre escolares de forma repetida y mantenida en el tiempo, con la intención de humillar y someter abusivamente a una persona indefensa por parte de otra acosadora o de un grupo, a través de agresiones físicas, verbales y sociales con resultados de intimidación psicológica y rechazo grupal.
Existen algunas características fundamentales a tener en cuenta: El acoso escolar puede existir de diferentes maneras, en forma de agresiones físicas (empujones, golpes, etc.) verbales (insultos, humillaciones, vejaciones, motes, burlas, etc.), sociales (aislamiento, rechazo, entre otras) o emocionales (humillaciones, intimidación, degradaciones…, etc.). En el acoso escolar tiene que existir un desequilibrio de poder entre la víctima y el agresor, una intencionalidad de daño de estas conductas y que estén focalizadas en la víctima en concreto y no que aparezcan de manera generaliza a otros menores. El desequilibrio de poder se puede entender como que la persona que agrede se percibe más fuerte que la víctima o en otros casos que la víctima perciba que no tiene habilidades para paralizar estas conductas o enfrentar la situación por sentir miedo a las consecuencias recibidas por el agresor.
Las consecuencias emocionales en los menores víctimas se puede centrar en un amplio rango de afectaciones que pueden ir desde el absentismo escolar, bajo rendimiento académico, dificultades en las relaciones sociales, dificultades en la concentración, distorsiones en cuanto a la representación mental de su mismo y de su mundo, provocando un autoconcepto negativo de la persona, hasta la sintomatología depresiva y/o ansiosa, incluso desesperanza, pensamientos centrados en la ideación suicida.
Por eso, debemos tener en cuenta la necesidad de una evaluación e intervención precoz de estos niños y jóvenes es fundamental para poder reparar el daño dentro del contexto que lo ocasionó.
- Dar un espacio de seguridad y protección a la víctima
- Erradicar las conductas centradas en el acoso.
- Sentir apoyo y reconocimiento por parte de sus referentes y grupo de iguales
- Reparar el daño dentro del contexto y en los que haya afectado.
- Favorecer una representación mental más adaptada del mundo y de sí mismo.
- Adquirir habilidades y estrategias de protección.
- Mejorar el autoconcepto de sí mismo.
La motivación del agresor a ejercer este tipo de conductas puede diferir entre otras muchas, por eso es igual de importante a intervención con estas personas para que paralicen las conductas. Existen algunos casos que estas conductas son fruto de la expresión de situaciones que puedan estar dañado les dentro del sistema familiar, situaciones traumáticas, una inseguridad expresada de una manera inadecuada o dificultades en cuanto a la regulación emocional o dificultades en cuanto al establecimiento de las relaciones con su grupo de iguales.
- Paralizar y erradicar conductas que dañan.
- Facilitar estrategias para reparar el daño ocasionado, centrándonos actitudes empáticas hacia la víctima y reconocimiento del daño.
- Facilitar habilidades y estrategias centradas en la regulación emocional, así como control de impulsos y tolerancia a la frustración.
- Analizar la motivación del menor para reconducir su dolor, situaciones que pudieran estar ocasionando daño.
- Examinar su autoconcepto, observando que existen inseguridades o desvaloraciones que puedan estar contribuyendo a llevar a cabo estas conductas dañinas.
La intervención multidisciplinar es una de las claves que garantizan la reparación en situaciones centradas en el acoso escolar. Intervención con la víctima, el agresor, el grupo de iguales, referentes del centro educativo, familia así como intervenciones psicólogas que puedan acompañar a las personas dañadas y resignificar estas situaciones para obtener un nuevo comienzo.