Hijos y relación de pareja: ¿una combinación imposible?

La llegada de un nuevo miembro al núcleo familiar, a priori es una alegría, pero, ¿qué ocurre con la pareja cuando el tiempo para compartir queda relegado a las responsabilidades que conllevan cuidar del nuevo miembro de la familia? La dificultad para encontrar momentos para compartir y para un simple, ‘¿Qué tal ha ido tu día hoy?’, provocan que las muestras afectivas vayan disminuyendo y que poco a poco esto genere conflictos que quedan sin resolver y se vayan acumulando, dejando espacio solo para el resentimiento y el reproche.

La maternidad y paternidad suponen un complicado proceso de aprendizaje y aunque los hijos unen mucho, si tú relación de pareja no descansa sobre bases sólidas de comprensión, cariño, entendimiento, comunicación fluida, asertiva y de apoyo mutuo, es posible que más pronto que tarde aparezca una crisis en la pareja. Lo que más detecto en consulta es que la relación de pareja queda arrinconada por la función de ser padres y esto es independiente de la de pareja.  La vida de las parejas con hijos se convierte en un verdadero puzle en el que encajar las piezas para poder  responder a las exigencias que conlleva ser padres es una misión imposible.

La cantidad de tiempo y calidad que se dedica la pareja se verán afectados y es aquí el momento ideal para poner en práctica o recordarlo si ya lo hacíamos para incrementar la confianza, apoyo, respeto y el cuidado entre ambos si es posible. No podemos olvidar que nadie ha nacido sabiendo cómo ser madre o padre, así que, si se cometen errores, lejos de juzgarnos, sería interesante compartir con la pareja como nos sentimos y encontrar el apoyo que se necesita y juntos encontrar la solución para poner remedio a aquella conducta que creemos a priori que no ha sido correcta respecto al cuidado de nuestros hijo/as. Este momento es ideal para ponernos a pruebas y valorar de qué forma resolvemos los conflictos e intentar afrontar la situación conflictiva de una manera sana y generando el menor daño posible, tanto a la familia como individualmente.

Es importante tener presente que a medida que los hijos/as vayan creciendo y detectamos que nos separan como pareja la manera en que resolvamos lo que nos sucede será un ejemplo claro que nuestros hijos repetirán. También es el momento para valorar entre ambos la posibilidad de acudir a un profesional que nos ayude a gestionar y nos provea de recursos para poder afrontar lo que sucede en el núcleo familiar.

Los conflictos más comunes de las parejas con hijos son:

  • Prisas, cansancio, obligaciones que pueden impactar en la relación de pareja.
  • Depositar nuestra felicidad en los hijos. Los hijos pasan a ser prioridad.
  • Olvidamos nuestra sexualidad. El agotamiento, la falta de tiempo por las obligaciones parentales, hacen que sea muy difícil encontrar momentos para el encuentro sexual, lo que puede producir enfados y crisis.
  • Mala distribución de las tareas del hogar: Me atrevería a afirmar que esta situación es la que más problemas genera en la pareja, la mala organización doméstica resulta complicada y las tareas se convierten en causa de discusión casi a diario.
  • Tiempo para uno mismo/a: Cuando un miembro de la pareja decide tomarse tiempo para sí mismo, no podemos olvidar que la otra parte se sobrecarga con las tareas y esto es fuente de conflicto.
  • Discrepancias: cuando no hay una forma similar o acuerdo en cómo vamos a gestionar la educación y el cuidado de nuestros hijo/as aparecen las discrepancias porque no se ha definido lo que hay que hacer y lo que no.
  • Familia política: es habitual que a los padres les moleste que la familia política se entrometa en la crianza de sus hijo/as, sobre todo cuando detectan que la pareja no hace nada para evitarlo y tampoco se atreve hablar con su familia y expresarle como les esta afectando este hecho en su relación de pareja.

Ahora que sabemos que nos genera conflicto, ¿qué podemos hacer para mejorar la situación?

Recalcar que los conflictos y discusiones son totalmente normales en la pareja, eso sí, siempre desde el respeto e intentando no realizar acusaciones que incrementen los conflictos. Es imposible estar totalmente de acuerdo en todo.

Para ayudarnos a poner remedio a esta situación podemos hacer lo siguiente:

  1. Poner intención, esfuerzo y ánimo y evitar las excusas para no hacer aquello a lo que nos hemos comprometido.
  1. Una buena coordinación entre ambos facilitará que dediquemos tiempo a lo realmente importante y no a lo urgente.
  2. Buscar la solución del conflicto y no centrarnos en el conflicto en sí. Muchas parejas dedican más tiempo en echarse las culpas de lo que ha pasado que el tiempo que dedican en solucionarlo.
  3. Reparto de responsabilidades equitativo. La equidad permite que ambos sientan que no están llevando toda la carga y evita que la relación se convierta en un intercambio de reproches.

Si somos capaces de poner en práctica lo anterior nos permitirá:

  1. Cuidarnos individualmente y cuidarnos en pareja.
  1. Focalizarnos en los aspectos positivos de cada uno/a.
  2. Establecer rutinas saludables.  Saludarnos con un beso, compartir algún hobby, ver una peli juntos, salir a pasear etc...
  3. Buscar momentos de intimidad donde no se hable de responsabilidades.

Recordad:  la relación de pareja y la crianza de los hijos es una responsabilidad de ambos.

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