Mª Isabel del Rosario Robaina
Psicóloga y Psicoterapeuta
Psicóloga de Pareja
Especialista en adicciones y trastornos de la alimentación
Psicóloga y Psicoterapeuta
Psicóloga de Pareja
Especialista en adicciones y trastornos de la alimentación
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Si quisiera dibujar una línea recta respecto a mi vida profesional y personal, sería un imposible porque mi trayectoria ha sido como las olas del mar, algunas han venido con calma y otras como un tsunami que arrasa todo a su paso. Sin embargo, han sido los tsunamis los que me han hecho crecer profesional y personalmente. Desde pequeña, siempre fui curiosa y a todo le buscaba un por que, a medida que crecí, yo misma obtuve la respuesta y experimenté que las cosas siempre pasan por algo, que las experiencias vividas nos trae un aprendizaje que nos prepara para afrontar las situaciones que nos toque vivir. Así que, me subí a la ola de la vida y dejé que la vida me enseñara todo lo que tenía preparado para mí y en honor a la verdad, no ha sido poco.
Comencé mi carrera profesional, como Diplomada en Relaciones Laborales, esta carrera me abrió las puertas para trabajar en la Banca, terminó mi aprendizaje aquí y di el salto a trabajar en el departamento de Recursos Humanos de una gran empresa y aquí también acabó mi aprendizaje, dos grandes experiencias guardadas en la mochila de mi vida, la gestión del personal, realizar nóminas, contratos, seguros sociales y trabajar en el departamento me ofreció la oportunidad de conocer cómo se llevaba a cabo la selección y formación del personal y provocó el comienzo de mi interés por el ser humano más allá de su historia curricular. Pero, esta mochila no se cerró sino que se volvió a abrir para comenzar a trabajar en una empresa como supervisora, gestionando y coordinando a un gran número de personas y esta sí que fue una gran experiencia, trabajar con tantas personas y teniendo presente que somos tan únicos como nuestras huellas dactilares, supuso despertar en mí más, si era posible la curiosidad de porque actuamos y nos comportamos de diferente manera y aprendí que detrás de una conducta o comportamiento hay un ser humano con su propia mochila cargada de experiencias que lejos de juzgarlo se merece ser atendido.
Aprendí a gestionar conflictos a desarrollar una capacidad de análisis potente, a ser resolutiva, empática, resiliente, características importantes para gestionar, planificar y evaluar a los equipos de trabajo que requerían una atención inmediata. Cuando integre este aprendizaje, descubrí mi Ikigai, propósito de vida, en japonés. Entonces, decidí colaborar en un proyecto de reinserción de personas drogodependientes, cuya tarea principal era el acogimiento, tanto de las personas que padecían la adicción como la de sus familiares, en la mayoría de los casos, eran las madres. Mi labor con ellos era dispensarles la metadona, prepararles el desayuno, que se asearan y el resto del tiempo realizar talleres de motivación, autocuidado, actividades para prevenir la drogodependencia y evitar la recaída en aquellos que habían conseguido dejar de consumir. Además, por un tiempo realice las funciones de directora y coordinadora del proyecto hasta que finalizó el mismo. Terminada esta experiencia, comencé a colaborar en una asociación de niños/as con cáncer, mi labor consistía en acompañar a los peques que estaban ingresados, realizando juegos, talleres, mientras que sus progenitores aprovechaban para descansar. En este proceso de acompañamiento, ver partir a seres tan vulnerables y con tanta alegría en sus rostros me enseño que la vida es un instante, me enseño que me apasiona el ser humano, que me apasiona acompañarlos en su proceso y que descubran que el equilibrio en la vida es posible, solo es cuestión de estar atentos/as sintiendo y escuchando nuestro cuerpo y viviendo el momento presente, sin olvidar que lo que se hace con el corazón, siempre tiene buenos resultados.
Con mi Ikigai descubierto, decido formarme y realizar el Grado en Psicología por la UOC (Universidad Oberta de Cataluña), esta formación me permitió realizar varios programas de intervención comunitaria: para personas obesas, para cuidados del cuidador y para personas adictas al tabaco cuyo objetivo principal era que las personas incrementarán su capacidad especifica de estar presente en la experiencia y atender sus necesidades, que tomaran consciencia de para que recurrían al tabaco o a la comida como medio para calmar su ansiedad. Otro objetivo era reducir lo máximo posible los síntomas, fomentar habilidades de afrontamiento, técnicas de motivación, factores sociales, psicológicos influyentes en la necesidad de consumo, identificación de las emociones, pensamientos y acciones. Durante la experiencia vivida en las intervenciones comunitarias y tras un estudio exhaustivo desde una mirada gestáltica de las causas que producen la obesidad, la conclusión obtenida es que las adicciones se producen por una desconexión emocional y por no reconocer en el “AQUÍ Y AHORA” que está sucediendo en nuestras vidas que no está siendo satisfactoria y necesitamos un recurso externo para cubrir esa desconexión. Así que, no convirtamos las adiciones en nuestro aliado.
Comencé mi carrera profesional, como Diplomada en Relaciones Laborales, esta carrera me abrió las puertas para trabajar en la Banca, terminó mi aprendizaje aquí y di el salto a trabajar en el departamento de Recursos Humanos de una gran empresa y aquí también acabó mi aprendizaje, dos grandes experiencias guardadas en la mochila de mi vida, la gestión del personal, realizar nóminas, contratos, seguros sociales y trabajar en el departamento me ofreció la oportunidad de conocer cómo se llevaba a cabo la selección y formación del personal y provocó el comienzo de mi interés por el ser humano más allá de su historia curricular. Pero, esta mochila no se cerró sino que se volvió a abrir para comenzar a trabajar en una empresa como supervisora, gestionando y coordinando a un gran número de personas y esta sí que fue una gran experiencia, trabajar con tantas personas y teniendo presente que somos tan únicos como nuestras huellas dactilares, supuso despertar en mí más, si era posible la curiosidad de porque actuamos y nos comportamos de diferente manera y aprendí que detrás de una conducta o comportamiento hay un ser humano con su propia mochila cargada de experiencias que lejos de juzgarlo se merece ser atendido.
Aprendí a gestionar conflictos a desarrollar una capacidad de análisis potente, a ser resolutiva, empática, resiliente, características importantes para gestionar, planificar y evaluar a los equipos de trabajo que requerían una atención inmediata. Cuando integre este aprendizaje, descubrí mi Ikigai, propósito de vida, en japonés. Entonces, decidí colaborar en un proyecto de reinserción de personas drogodependientes, cuya tarea principal era el acogimiento, tanto de las personas que padecían la adicción como la de sus familiares, en la mayoría de los casos, eran las madres. Mi labor con ellos era dispensarles la metadona, prepararles el desayuno, que se asearan y el resto del tiempo realizar talleres de motivación, autocuidado, actividades para prevenir la drogodependencia y evitar la recaída en aquellos que habían conseguido dejar de consumir. Además, por un tiempo realice las funciones de directora y coordinadora del proyecto hasta que finalizó el mismo. Terminada esta experiencia, comencé a colaborar en una asociación de niños/as con cáncer, mi labor consistía en acompañar a los peques que estaban ingresados, realizando juegos, talleres, mientras que sus progenitores aprovechaban para descansar. En este proceso de acompañamiento, ver partir a seres tan vulnerables y con tanta alegría en sus rostros me enseño que la vida es un instante, me enseño que me apasiona el ser humano, que me apasiona acompañarlos en su proceso y que descubran que el equilibrio en la vida es posible, solo es cuestión de estar atentos/as sintiendo y escuchando nuestro cuerpo y viviendo el momento presente, sin olvidar que lo que se hace con el corazón, siempre tiene buenos resultados.
Con mi Ikigai descubierto, decido formarme y realizar el Grado en Psicología por la UOC (Universidad Oberta de Cataluña), esta formación me permitió realizar varios programas de intervención comunitaria: para personas obesas, para cuidados del cuidador y para personas adictas al tabaco cuyo objetivo principal era que las personas incrementarán su capacidad especifica de estar presente en la experiencia y atender sus necesidades, que tomaran consciencia de para que recurrían al tabaco o a la comida como medio para calmar su ansiedad. Otro objetivo era reducir lo máximo posible los síntomas, fomentar habilidades de afrontamiento, técnicas de motivación, factores sociales, psicológicos influyentes en la necesidad de consumo, identificación de las emociones, pensamientos y acciones. Durante la experiencia vivida en las intervenciones comunitarias y tras un estudio exhaustivo desde una mirada gestáltica de las causas que producen la obesidad, la conclusión obtenida es que las adicciones se producen por una desconexión emocional y por no reconocer en el “AQUÍ Y AHORA” que está sucediendo en nuestras vidas que no está siendo satisfactoria y necesitamos un recurso externo para cubrir esa desconexión. Así que, no convirtamos las adiciones en nuestro aliado.
Mª Isabel del Rosario Robaina