El trabajo de conductas disruptivas con Visualización y dibujo en Terapia Gestalt Infanto - Juvenil

A través de la fantasía podemos divertirnos con el niño y también averiguar cuál es su proceso. Generalmente su proceso de fantasía (la forma en que hace las cosas y se mueve en su mundo de imaginacion) es el mismo que su proceso de vida. A través de la fantasía podemos examinar los reinos interiores de la existencia del niño. Podemos extraer lo que está oculto o eludido y además averiguar qué está sucediendo en la vida del niño desde su perspectiva. Por estas razones estimulamos la fantasía y la usamos como herramienta terapéutica.

Oaklander, V. (2012). Ventanas a nuestros niños.

La Terapia Gestalt Infanto-Juvenil es una terapia que se centra en la persona en su totalidad, y resulta muy útil a  las familias que enfrentan emociones o comportamientos difíciles en sus niños  y adolescentes.

La Terapia Gestalt Infanto-Juvenil, requiere un abordaje de técnicas diversas para que los menores, se puedan reflejar  en el recurso utilizado. Es decir que a través de la proyección en cada técnica, logre comprenderse, conocerse y encontrar soluciones a sus problemas con la experimentación de las mismas en sesión.

En Terapia Gestalt Infanto-Juvenil, se da prioridad a la acción más que a las palabras, considerando las sensaciones experimentadas. Usamos diversos recursos; marionetas, playmobil, collages, dibujos, cartas con imágenes proyectivas,  plastilina, arcilla, etc. Así como trabajo corporal para facilitar la toma de conciencia de lo que el niño siente en cada momento.

La realidad externa se convierte en un elemento importante de aprendizaje sobre uno mismo  a través de la experimentación. La propuesta es investigar sobre distintos comportamientos, estados emocionales y pensamientos, para comprender la función de cada uno de ellos, reflexionar hasta que punto ayudan a la autoestima y en las relaciones sociales y personales, así como valorar  si  dañan o no dañan.

Lo importante es el proceso de acompañar a cada niño y/o adolescente en cómo experimenta su mundo, su problema, sus emociones y/o relaciones.

A continuación,  explico, brevemente, un ejemplo de caso:  

Sesiones de Terapia con un niño de 12 años con conductas desafiantes.

Tras algunas sesiones de trabajo con sus padres y encuadrar con el niño lo que quería mejorar; acordamos definir sus comportamientos impulsivos y agresivos. Es de vital importancia que el menor se responsabilice de lo que quiere cambiar.

El día que empezamos a trabajar los comportamientos agresivos le invito a hacer una fantasía dirigida y/o  visualización creada especialmente para él, donde se recrea el recuerdo de la última vez que tuvo un comportamiento disruptivo.

Le invito a que vea todos los detalles de la situación, que hizo, como se sentía él, como se sentían el resto de personas, etc.  Esta fantasía busca proyectar las imágenes en la imaginación, para posteriormente, invitarle a que sienta en el cuerpo las sensaciones que tiene, tras dar espacio y tiempo para sentir, unos 15 minutos de visualización,  el menor se da cuenta que siente nervios, rabia, soledad y miedo.

Elegimos una de las emociones que le hace sufrir más, comenta que la rabia.

A través de la fantasía, hemos podido contactar desde una técnica supresiva[1]. Fomentamos con calma y distancia sentir en la proyección de diversos estados, así como el impacto que generan en la persona y en los demás.

Le invito a pintar la rabia, la dibuja como un fuego que arrasa todo, de color rojo en un folio. Reflexionamos en que le ayuda. Me dice: “... me ayuda a sentirme fuerte, y no me ayuda, porque tiene consecuencias con otras  personas, después viene el miedo, los nervios y la soledad”.

Probamos a pintar su fuerza, la forma que tenía y el color,  donde la sentía y cuando.

Me relató que la fuerza sobretodo  la sentía en las piernas porque corría muy rápido y también en las manos porque podía coger dos garrafas de agua de 5 litros en casa y ayudar a sus padres a subir la compra del coche.

A partir de este dibujo invito al niño a recrear la misma situación anterior de la fantasía dirigida, sintiendo su fuerza en los pies y en las manos, le pregunte, ¿y ahora que sientes? diciendo: “Tengo rabia con mis padres yo quiero también colaborar en lo que le piden a mi primo”.

Pudimos reflexionar, acerca de que sus padres no sabían de su fuerza para ayudar, solo la que incomodaba a los otros cuando el se ponía a molestar a su primo, a dar golpes en las puertas y a cantar muy alto.

El relato del caso es una mínima muestra de lo que las técnicas gestalticas aplicadas a niños y jóvenes puede conseguir en un acompañamiento en que el individuo es colocado  en el centro, y son sus propias vivencias descubiertas y aceptadas las que indican el camino a seguir.

Esta terapia se basa en la idea de que el ser humano tiene la capacidad de autorregularse y de encontrar soluciones a sus problemas, puesto que la terapia Gestalt es una corriente psicológica que se enfoca en el aquí y ahora, y en la relación entre el individuo y su entorno. 

En la infancia y adolescencia, la terapia Gestalt puede ayudar a los jóvenes a desarrollar su autoconocimiento y a aumentar su capacidad de satisfacción personal. Además, esta terapia puede proporcionar pautas a los padres para fomentar en sus hijos el "darse cuenta", darles confianza y aceptación para su desarrollo personal y enseñarles a responsabilizarse de sus actos.

Entre los beneficios de la terapia Gestalt aplicada a la infancia y adolescencia se encuentran:

  • Autoconocimiento: A través de la terapia Gestalt se obtiene un incremento en el autoconocimiento, lo cual concede al individuo las herramientas necesarias para su crecimiento personal y un   incremento en su capacidad de satisfacción.
  • Mayor aceptación: La terapia Gestalt ayuda a los jóvenes a aceptarse tal como son, lo que les permite desarrollar una mayor autoestima y seguridad en sí mismos.

Libertad de acción: La terapia Gestalt ayuda a los jóvenes a tomar conciencia de sus necesidades y deseos, lo que les permite actuar con mayor libertad y autonomía.
 
[1]La técnica supresiva, como su propio nombre indica, tiene por objetivo suprimir aquellos intentos de evasión del aquí y ahora que tiene el paciente, de forma que el terapeuta le hace experimentar lo oculto que, realmente, no desea afrontar.

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