¿Qué representa para ti esta forma hecha con barro? ¿Qué te hace sentir? “Todo es proyección y nada es proyección”. Esta frase es una de las más célebres del creador de la Terapia Gestalt, Fritz Perls.
Con ella, queremos referirnos a que todo, absolutamente todo lo que hacemos, tiene la impronta de nuestra personalidad, ya que no podemos hacer algo que no somos, ni ser algo que no tenemos.Si utilizamos este conocimiento en el proceso terapéutico, nos damos cuenta de que tenemos una herramienta potentísima para poner al servicio del mismo, ya que permite al paciente aflorar determinados aspectos de sí mismo que de otra manera permanecerían reprimidos, ignorados o, simplemente en el punto ciego, desconocidos.
Proyectarnos es la manera que tenemos de vernos reflejados en los demás, en nuestro entorno. Es también una de las múltiples formas que tenemos de interrumpir nuestro proceso de satisfacción de nuestras necesidades. Esta capacidad de proyectar tiene, por tanto, una parte biopositiva y otra bionegativa, y es el proceso de conocer mejor cómo funciona ese mecanismo en la persona lo que le permite poder utilizarlo en el camino hacia la salud.
El uso que desde la Terapia Gestalt hacemos de las proyecciones gráficas no tiene un objetivo diagnóstico, ni de interpretación directa de lo que quieren decir las producciones del paciente. La producción (sueño, dibujo, escultura…) es tomada como la expresión de una parte de la persona que va a ser explorada. Para ello acompañamos al paciente para que, a través de dar voz a los diferentes elementos de la producción, pueda reconocer aspectos propios que están reflejados en esa producción, comenzando por hablar de ellos (describiéndolos, dándoles voz, viendo lo que le llama la atención, lo que le sorprende, lo que le falta o añadiría…), para luego identificarse o diferenciarse de los aspectos que destaca. Por nuestra parte, los terapeutas aportamos nuestra vivencia con sus producciones, desde el respeto y la responsabilidad de saber que lo que le aporto tiene que ver conmigo, y no necesariamente es algo con lo que el otro se tiene que identificar.
El objetivo es dar al paciente una experiencia a través de la cuál experimentar vivencialmente el aprovechamiento de esta capacidad humana para el aumento del darse cuenta de la persona, o la toma de contacto con diferentes aspectos de ella que permanecían escondidos o poco atendidos.