El juego simbólico en la infancia: Claves para la regulación emocional

Todo lo que hacemos habla de quién somos. Nuestra manera de caminar, de vestir, de hablar, de ocupar un lugar determinado en un espacio... absolutamente todo lo que hacemos está relacionado con nuestro ser... incluso nuestra manera de jugar. En esto se apoyan las tendencias que tienen entre sus herramientas para el proceso terapéutico el juego y las proyecciones.

Cada vez es más conocido y consta con más estudios esta herramienta, que lejos de buscar una interpretación por parte del experto que acompaña al niño o niña para saber lo que le pasa y darle una solución, busca aportarle una experiencia diferente que le ayude a elaborar aquello que pueda estar bloqueando para la satisfacción de sus necesidades, y así integrar otras alternativas de vivenciar, resolver, expresar ese conflicto o emoción para que no queden enquistados... El objetivo entonces, desde la Terapia Gestalt del juego simbólico, sería que el niño o niña, proyectado a través de su juego, amplíe su autoconciencia, el conocimiento, aceptación y entendimiento de lo que le está pasando, de forma que pueda hacerse dueño o dueña de la parte de sí misma que está poniendo en esa producción y se haga protagonista de su realidad.

Desde este punto de vista, el juego simbólico se convierte en mucho más que un mero instrumento de diagnóstico para ser una oportunidad de aprendizaje para la persona que lo pone en marcha, que puede ver reflejadas en su obra sus emociones y necesidades más desatendidas, sirviendo así como un primer paso para tomar las riendas de lo que quiere hacer con lo que se da cuenta aquí y ahora, para empezar a darse permiso para ser lo que es y no otra cosa, y ver qué es lo mejor que puede hacer con eso que tiene, que es sin duda muy valioso...

Nos encontramos así con una manera de trabajar con niño/as y adolescentes que utilizan su propio lenguaje, el lenguaje simbólico, que va a permitirle mostrarse desde un sitio diferente, más instintivo, menos elaborado, más real... es aquí cuando tenemos que estar muy atentos para recibir lo que muestre el niño o niña o el adolescente de una forma absolutamente respetuosa, con la certeza de que son muy sabios y todo lo que forma parte de ellos tiene un sentido en la realidad en que viven, y de que tienen derecho a ser como son. Descubrir este sentido y acompañar a lo/as menores en el descubrimiento de nuevas formas y herramientas para estar mejor y establecer relaciones satisfactorias será nuestro cometido.

A continuación detallo claves para intervenir con menores, a través del juego simbólico:

  • Establezca límites claros en el juego y recuerde que usted es la referencia “ el capitán del barco”. Lo/as menores se sentirán más seguros al saber que usted puede contener y regular emocionalmente hasta donde se juega asi como el uso de jueguetes u otros materiales, es decir, las normas del juego, con los límites del mismo.
  • En el juego simbolico, déjese llevar por sus intereses y permita que sean ellos los que expresen, quienes manden en el juego dentro de los límites marcados ( con los juguetes no se pueden hacer daño ni hacerlo, no romper ni tirar, etc)
  • Proporcione oportunidades para el “aburrimiento”, ya que el aburrimiento es el momento en que la creatividad despierta. No se sienta responsable de mantener siempre a lo/as menores entretenidos. Ellos en esos momentos pueden crear alternativas, propicia que reflexionen acerca de que les motiva hacer. Se le pueden hacer preguntas abiertas “ ¿Cómo quieres seguir?”,

 “¿Cómo quieres terminar el juego?”. Respeta su ritmo y si quiere dejar el juego inacabado, refléjaselo por ejemplo: “ Entonces has decidido pararlo aquí y ¿seguir jugando a esto en otro momento?”, en ocasiones , de trauma o sucesos con intensidad emocional alta,  la experiencia emocional del juego es muy intensa y lo/as menores necesitan dosificarla para asimilarla, por ello, es importante no presionar, y confiar en el proceso que están expresando.

  • Conéctese emocionalmente  no verbalmente– sonría, abrace, bese, cosquillee, lea, baile, salte, juegue con ello/as, reflejándole y exprésandole como se siente con el juego, la presencia y el acompañamiento, favorece que el/la menor exprese como lo vive , que aprende o  que conclusiones obtiene con el juego.
  • Cree una historia conjuntamente usted y el/la menor sobre lo jugado, por ejemplo: “ Había una vez….., vivió diversas aventuras…. y el/ella aprendió que en la vida… es importante…., desde entonces…..”

El juego simbólico es una oportunidad para el trabajo relacional, y el uso del mismo para que lo que se proyecte en él sean los propios patrones relacionales de la persona a la que estemos acompañando en su proceso, poniendo así estas técnicas al servicio de la relación terapéutica, ya que, como sabemos, lo que sana es la relación.

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