Las relaciones de pareja son complejas, por lo que es común que surjan conflictos y desacuerdos por diversas razones. Es fundamental comprender su origen para poder abordarlos de manera adecuada.
A menudo llegan a mi consulta parejas que afirman no discutir, y lo sienten como una fortaleza en la relación. Sin embargo, la realidad es que algo no está funcionando y deciden acudir a terapia de pareja. Esto suele ser un indicativo de que, cuando surgen conflictos no los enfrentan ni los resuelven, sino que simplemente los evitan y dejan que sea el paso del tiempo el que los disuelva.
Aunque conflicto y desacuerdo son conceptos relacionados no son exactamente lo mismo. El conflicto surge cuando hay incompatibilidad de intereses, valores, necesidades o deseos entre los miembros de la pareja, y suelen tener una carga emocional intensa que normalmente acaba escalando hasta romper la armonía de la relación. Por ejemplo, tomar la decisión de si tener hijos o no. El desacuerdo es una discrepancia puntual que no tiene por qué terminar en conflicto, este se puede gestionar a través del dialogo y no supone una ruptura de la armonía de la pareja. Por ejemplo, elegir que película ver. Eso sí, hay que tener en cuenta que una mala gestión de los desacuerdos puede acabar en conflictos.
Causas de los conflictos.
Entender cuáles son las causas de los conflictos es esencial para poder solucionarlo. Los principales motivos por los que pueden surgir problemas en una relación son:
- Comunicación deficiente
- Diferencias en la crianza de los hijos
- Falta de empatía.
- Estrés, Ansiedad, depresión u otros problemas psicológicos.
- Diferencias de valores y expectativas.
- Factores económicos.
- Infidelidad y desconfianza
- Redes sociales (tiempo que se dedica a estar conectados en las redes)
- Falta de intimidad.
Entre otros factores que pueden influir en la estabilidad de una relación.
Mencionada las posibles causas que generan conflictos en las parejas el problema no es que el conflicto surja sino como las personas responde ante el mismo. Puede ocurrir que, durante una discusión, uno de los miembros de la relación quiera resolver y otro quiera evitar el problema y poner fin a la situación. Cuando esto ocurre, difícilmente la pareja se dé la oportunidad de empatizar mutuamente.
Es evidente, que las diferentes causas de conflictos generan diferentes respuestas emocionales y comportamentales. Sin embargo, desarrollar habilidades para abordar los desacuerdos de manera constructiva pueden fortalecer la relación, resolver diferencias y construir una convivencia armoniosa y satisfactoria. Imprescindible la colaboración, el respeto mutuo y el compromiso con el crecimiento compartido para resolver lo sucedido.
Solucionar un conflicto requiere hacernos esta pregunta ¿Qué pongo yo de mí para que este conflicto exista? ¿Qué responsabilidad tengo en lo que sucede? Si alguien nos dice que nuestras actitudes hieren, molestan, incomodan es importante evitar ponernos a la defensiva y enfocarnos en alcanzar un entendimiento mutuo. Tomar conciencia de lo que cada persona necesita y comunicarlo de manera honesta y sincera facilita ajustes en la relación y fortalece el vínculo.
Transitar los cambios que nos afecta como pareja puede no ser fácil y nos puede faltar herramientas para afrontarlos. Por eso, antes de que los conflictos se conviertan en una dinámica diaria y terminen generando distanciamiento en la relación, seria conveniente acudir a terapia de pareja. Esto puede ayudar a mejorar la comunicación, identificar patrones en la relación, desarrollar empatía, establecer límites y acuerdos, y lograr un equilibrio saludable entre lo que das y recibes. Además, permite encontrar nuevas maneras de relacionarse y fortalecer el vínculo.
"El amor no se trata de pensar y actuar igual, sino de respetar y entender las diferencias. En cada desacuerdo, hay una oportunidad para crecer juntos." ❤️