Ana María Velázquez Padrón
Psicóloga y Psicoterapeuta
Especialista en adultos
Psicóloga infantil y adolescentes
Terapia Familiar y de pareja
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“La vida en sí misma es sencilla y nosotros, los humanos, podemos disfrutarla con gozo y alegría o complicarla hasta volverla dolorosamente insoportable”. (“Yo creo en la vida. Confidencias de un psicoterapeuta”. Dr. Jaime Llinares Llabrés).
Decía el Dr. Llinares que ésta había sido sin lugar a dudas la lección más importante que la vida le había enseñado tanto en el ejercicio de su profesión, como en su vida personal.
Y yo me pregunto: ¿puede haber un trabajo más hermoso que ayudar a las personas a simplificar su vida para poder disfrutarla con mayor intensidad, conciencia, alegría y gozo? ...y: ¿no es en las relaciones (con otros y con nosotros mismos) donde nos complicamos y sufrimos a veces innecesariamente?...por lo que: ¿no es en la gestión de nuestras relaciones donde con frecuencia más ayuda necesitamos?
Este ha sido el motor tanto en la elección de mi profesión como en la forma de vivir mi vida.
La persona que probablemente más me ha influido en este viaje ha sido mi padre: pediatra de profesión, defensor y enamorado de esta tierra y el primer hombre feminista que conocí en mi vida; decide estudiar psicología “porque en su ejercicio profesional como pediatra le faltaban herramientas para llegar a muchos de los problemas de sus pacientes”. Muchos años después de su muerte descubro que sus colegas médicos lo llamaban (sospecho que medio en serio medio en burla) “el psicólogo de las madres”, porque antes de atender a sus pequeños pacientitos, le daba espacio a la angustia, la ansiedad y la inseguridad de las madres. “Una madre ansiosa no puede tranquilizar y contener a su hijo” recuerdo escucharle decir. Tal vez sin saberlo, estaba haciendo terapia familiar.
Estudié psicología en la Universidad de Freiburg, en Alemania. Tenía claro que quería ser psicóloga clínica y psicoterapeuta y compaginé estudio y trabajo como ayudante en el Departamento de Medicina Psicosomática y Psicoterapia de la Clínica Universitaria de la Universidad de Freiburg. Quizá hubiese seguido unos cuantos años más allí, si no es porque en el colegio mayor en el que vivía conocí, me enamoré, me casé y me fui a vivir a Chile con el que sería padre de mis dos hijos y mi marido durante casi 20 años. En un país con una recién recuperada democracia y en el que la violencia y la desigualdad se habían ejercido de manera brutal en los últimos años; empiezo a trabajar como psicóloga en un proyecto especializado en la atención y reparación de niños/as víctimas de maltrato infantil grave y abuso sexual, labor que compagino con docencia universitaria. Aprovecho para seguir aprendiendo y hago la formación como Terapeuta Familiar y de Parejas y un Máster en Psicología Clínica con Mención en Psicoterapia Constructivista. Tras 10 años viviendo en Chile, con una mochila llena de experiencias, personas y aprendizajes maravillosos, decido volver a Canarias en el año 2005. Aquí me he formado en Escucha Activa, Terapia Centrada en la Persona y actualmente en Psicoanálisis con el Dr. Salvador Alemán; y he trabajado como psicoterapeuta y en proyectos con familias adoptivas y con víctimas de violencia de género, prostitución y trata de seres humanos. Actualmente formo parte de la Junta de la Asociación Canaria de Terapia Familiar, trabajo como psicóloga escolar, docente y terapeuta infantil, familiar y de parejas; y he tenido la suerte de ser invitada a formar parte de la familia del Instituto Canario de Psicoterapia.
Mi deseo es seguir aprendiendo y ayudando a quien quiera simplificar su vida, porque “cuando estamos ansiosos, angustiados... no sólo no podemos contener ni tranquilizar a otros, tampoco podemos disfrutar con gozo y alegría de nuestra vida”.
Decía el Dr. Llinares que ésta había sido sin lugar a dudas la lección más importante que la vida le había enseñado tanto en el ejercicio de su profesión, como en su vida personal.
Y yo me pregunto: ¿puede haber un trabajo más hermoso que ayudar a las personas a simplificar su vida para poder disfrutarla con mayor intensidad, conciencia, alegría y gozo? ...y: ¿no es en las relaciones (con otros y con nosotros mismos) donde nos complicamos y sufrimos a veces innecesariamente?...por lo que: ¿no es en la gestión de nuestras relaciones donde con frecuencia más ayuda necesitamos?
Este ha sido el motor tanto en la elección de mi profesión como en la forma de vivir mi vida.
La persona que probablemente más me ha influido en este viaje ha sido mi padre: pediatra de profesión, defensor y enamorado de esta tierra y el primer hombre feminista que conocí en mi vida; decide estudiar psicología “porque en su ejercicio profesional como pediatra le faltaban herramientas para llegar a muchos de los problemas de sus pacientes”. Muchos años después de su muerte descubro que sus colegas médicos lo llamaban (sospecho que medio en serio medio en burla) “el psicólogo de las madres”, porque antes de atender a sus pequeños pacientitos, le daba espacio a la angustia, la ansiedad y la inseguridad de las madres. “Una madre ansiosa no puede tranquilizar y contener a su hijo” recuerdo escucharle decir. Tal vez sin saberlo, estaba haciendo terapia familiar.
Estudié psicología en la Universidad de Freiburg, en Alemania. Tenía claro que quería ser psicóloga clínica y psicoterapeuta y compaginé estudio y trabajo como ayudante en el Departamento de Medicina Psicosomática y Psicoterapia de la Clínica Universitaria de la Universidad de Freiburg. Quizá hubiese seguido unos cuantos años más allí, si no es porque en el colegio mayor en el que vivía conocí, me enamoré, me casé y me fui a vivir a Chile con el que sería padre de mis dos hijos y mi marido durante casi 20 años. En un país con una recién recuperada democracia y en el que la violencia y la desigualdad se habían ejercido de manera brutal en los últimos años; empiezo a trabajar como psicóloga en un proyecto especializado en la atención y reparación de niños/as víctimas de maltrato infantil grave y abuso sexual, labor que compagino con docencia universitaria. Aprovecho para seguir aprendiendo y hago la formación como Terapeuta Familiar y de Parejas y un Máster en Psicología Clínica con Mención en Psicoterapia Constructivista. Tras 10 años viviendo en Chile, con una mochila llena de experiencias, personas y aprendizajes maravillosos, decido volver a Canarias en el año 2005. Aquí me he formado en Escucha Activa, Terapia Centrada en la Persona y actualmente en Psicoanálisis con el Dr. Salvador Alemán; y he trabajado como psicoterapeuta y en proyectos con familias adoptivas y con víctimas de violencia de género, prostitución y trata de seres humanos. Actualmente formo parte de la Junta de la Asociación Canaria de Terapia Familiar, trabajo como psicóloga escolar, docente y terapeuta infantil, familiar y de parejas; y he tenido la suerte de ser invitada a formar parte de la familia del Instituto Canario de Psicoterapia.
Mi deseo es seguir aprendiendo y ayudando a quien quiera simplificar su vida, porque “cuando estamos ansiosos, angustiados... no sólo no podemos contener ni tranquilizar a otros, tampoco podemos disfrutar con gozo y alegría de nuestra vida”.
Ana María Velázquez Padrón